Síntomas


  • Dolor de cabeza

  • Nauseas y/o vómitos

  • Crisis convulsiva

  • Debilidad de alguna extremidad

  • Descoordinación para la marcha

  • Alteración de la sensibilidad 

  • Visión doble o trastorno de visión

  • Dificultad para el lenguaje

  • Sordera

  • Parálisis o menor sensibilidad de la cara

  • Dificultad para tragar

Diagnóstico

TAC cerebral

El TAC cerebral es la prueba que se suele llevar a cabo inicialmente. Genera la sospecha inicial de tumor cerebral porque permite ver la lesión aunque de manera imprecisa. 

Resonancia Magnética Nuclear craneal

La Resonancia Magnética cerebral es la prueba principal y más precisa. Hoy día permite, no solo obtener una imagen muy anatómica del tumor cerebral, sino también estudiar que características tiene. Podemos localizar el tumor, saber su tamaño, si tiene características de más o menos agresividad y si esta en relación con zonas cerebrales que tienen una función importante (sobretodo motora o de lenguaje). Además se suele realizar una secuencia de Resonancia Magnética de alta definición para utilizarla como mapa durante la cirugía y a través de un recurso llamado neuronavegación.

PET de cuerpo completo

Permite localizar si existen lesiones cerebrales con origen en otra zona del organismo, así como localizar el tumor primario. Se suele utilizar para valorar la extensión de un cáncer en el caso de sospecha de metástasis.

TAC torácico-Abdominal

Equivale al PET de cuerpo completo, pero es algo menos efectiva.

Analítica con marcadores de tumor

Es una analítica de sangre que permite también completar el estudio de un cáncer con sospecha de metástasis. Si estos marcadores se elevan pueden indicarnos un tumor primario y su posible localización.

Tratamientos

En la mayoría de los casos, si el tumor cerebral no está muy extendido o las condiciones del paciente no lo permiten, la cirugía es el tratamiento principal. El papel de la cirugía es por un lado el de obtener tejido para un diagnóstico preciso del tumor (biopsia) y por el otro conseguir el mayor grado de extirpación posible.

Según el tipo de tumor cerebral se pueden asociar otros tratamientos que ayudan a la cirugía a ser más radical. Estos tratamiento son la radioterapia y la quimioterapia. Deberán ser adecuados según los protocolos internacionales al tipo de tumor. En algunos casos como por ejemplo los linfomas, pueden ser el tratamiento principal por delante de la cirugía.


Cirugía de tumor cerebral

En la cirugía del tumor cerebral en primer lugar es muy importante una perfecta planificación. En barnaclinic+ disponemos de los más avanzados recursos tecnológicos para conseguir extirpar el máximo volumen de tumor con el mínimo daño. Estos recursos son: la neuronavegación (sistema que permite localizar cualquier estructura cerebral con alta precisión), la Resonancia Magnética Intraoperatoria (es un instrumento muy útil para saber en cada momento de la intervención que cantidad de tumor queda por extirpar y de qué zonas), la plataforma de visualización robótica (permite mejor visualización durante las cirugías y acceder a zonas complejas) y la neuromonitorización fisiológica (es un recurso que ayuda a saber que zonas del cerebro se pueden extirpar y cuales no por tener una función importante como el movimiento o el lenguaje principalmente).

La cirugía normalmente se realiza con anestesia general. En algunos casos, donde interesa explorar la función del lenguaje durante la extirpación del tumor cerebral, el paciente puede ser operado despierto con anestesia local. Durante la cirugía con el paciente despierto el paciente no siente dolor y simplemente se la hace colaborar durante el periodo corto de extirpación tumoral en zona cercana al lenguaje. En el resto de la cirugía el paciente es sedado profundamente.

A nivel técnico, la cirugía del tumor cerebral consiste en hacer una ventana en hueso para acceder por el camino más directo a la lesión evitando hacer daño. Mediante un microscopio quirúrgico y con herramientas de extirpación muy precisas, el tumor cerebral se va retirando progresivamente lo máximo que la zona y función nos permita.

Al acabar, se procede al cierre de las diferentes capas (meninge, hueso, piel). En ocasiones se colocan drenajes bajo la piel para evitar hematomas.

Tras la cirugía el paciente se traslada a la UCI donde pasará 24 horas. Si no hay complicaciones al día siguiente el paciente pasa a su habitación donde se recupera progresivamente durante 5 a 6 días.

El diagnóstico del tejido extraído se obtiene a los 7-10 días de la intervención por el análisis detallado que requiere. Según este diagnóstico se decidirá que tratamientos deben o no ser aplicados a posteriori.